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Tragicomedia educativa mexicana III



Después del vendaval de la última evaluación del desempeño docente a principios de este 2016, y de los “daños colaterales” provocados por esta, surgen dos premisas importantes para la mirada institucional evaluadora: “formación docente y calidad educativa”. En el 8° Foro Internacional de Políticas Docentes que desarrolló la UNESCO en la ciudad de México, la presidenta consejera Schmelkes mencionó la importancia de la formación en el proceso. Con la presencia de 175 representantes de organismos internacionales; gobiernos nacionales; organizaciones no gubernamentales; fundaciones; empresas privadas y expertos internacionales de políticas docentes de más de 58 países de todo el mundo se mostró una faceta institucional…aunque las cuestiones críticas se dejaron de lado ante esta mirada global. En un texto publicado por Omar Juárez titulado “Impresiones sobre la evaluación del desempeño, desde la mirada de un evaluado” se tocan puntos interesantes desde los niveles jerárquicos “buenos y destacados”, pasando por los “suficientes” y terminando con aquellos “insuficientes y no idóneos”; la otra cara de la moneda, la protesta de quienes no cumplieron con las etapas del proceso, parcial o totalmente donde surgen las siguientes preguntas ¿eso los hace malos maestros frente a un grupo?, ¿acaso clasificar o etiquetar el status de una actividad humana garantiza un diagnóstico acertado y sin sesgo?, “lineamientos para una evaluación diagnóstica de docentes de nuevo ingreso” ¿suena más burocrático que pedagógico?, ¿acaso el mejor camino para evaluar es etiquetando, exhibiendo y calificando?; cabe destacar que desde este mismo foro se emitió con representantes de la UNESCO la Declaración de México: Docentes por la Educación 2030.
Nos parece paradójico como se ha puesto de moda el tema de la “formación docente” cuando las 484 escuelas normales, urbanas y rurales, públicas y privadas de este país desde hace mucho tiempo se encuentran en estado de abandono presupuestal/oficial; “una fase de parálisis, asfixia financiera y abandono académico” como menciona Juan Manuel Rendón, ex rector de la Benemérita Escuela Nacional de Maestros (BENM). ¿Víctimas o culpables?, un sistema en el que ya se habla de la sobrevivencia del más apto y fuerte, sobre todo cuando el pretexto recae en la reciente reducción de la matrícula normalista.
Curioso el papel del Consejo Social Consultivo de Evaluación de la Educación (Conscee) conformado por la Unión Nacional de Padres de Familia; el Centro para el Desarrollo Profesional y la Investigación en Docencia Narciso Bassols; Suma por la Educación A.C.; Educadores Somos Todos; y el Colectivo para el Desarrollo Educativo Albanta así como las organizaciones Mexicanos Primero Visión 2030; Confederación Patronal de la República Mexicana; Servicios a la Juventud; Fundación para la Cultura del Maestro; Ririki Intervención Social; y Vía Educación; será interesante observar si tendrá el mismo grado de autonomía como órgano colegiado de consulta para conocer, opinar y dar seguimiento a los resultados de las evaluaciones que realice el INEE; esperemos cuente con pocos obstáculos políticos y burocráticos en su actividad.  
Muchas personas han descrito un proceso de evaluación docente impositivo, donde maestros y alumnos han quedado fuera de un monólogo exclusivo del poder y la élite intelectual cobijada por su manto; un proceso con premios y castigos, de incentivos prometidos para quienes logren la nota del cuadro de honor magisterial: “sobresaliente”, aunque a veces poco cumplidas como a aquellos profesores yucatecos que poco sabían de términos burocráticos promocionales y niveles temporales en su “status profesional”.  Por otro lado, la llegada de profesionistas titulados en cualquier ámbito para rellenar los vacíos “no idóneos” generados por la misma evaluación del sistema educativo mexicano es un tema que se encuentra en boca de muchas personas, una frase de Manuel Gil Antón resulta “idónea” cuando cuestiona “¿Tiene título y le falta trabajo? No se angustie: con la licenciatura y buen puntaje puede dar clases. ¿Y el examen? Calma: abundan negocios en que le enseñan, en un par de fines de semana, cómo sacar nota de idóneo. Garantizado”. Se habla de un monopolio normalista preferente para la ocupación de plazas docentes oficiales, sin embargo ¿existen garantías concretas para que los profesionistas que accedan al sistema educativo puedan hacerlo con una adecuada formación pedagógica?, sin duda es un tema complejo.
Otro tema importante ha sido el proceso para construir una nueva legislación en materia de educación superior, en el “Foro sobre una legislación en materia de educación superior con miras al 2026” celebrada en Marzo existió una gran discusión entre lograr una cobertura del 50% de la población sin ignorar las condiciones específicas del mercado laboral ya que la contención salarial recaerá en sus nuevos ingresantes ya egresados. Es difícil hablar del futuro, más cuando no se tienen plena comprensión del presente. Como establece Roberto Rodríguez, un referente importante para el desarrollo de un proyecto federal en esta materia es la Ley de Educación Superior del Estado de Puebla, aprobada en 2012 ya que contiene detalles muy interesantes.
Más allá de los Lunes de fotografía con reflectores oficiales, es preocupante como menciona Claudio Escobedo que los fideicomisos emanados del Fondo de Aportaciones Múltiples del Ramo 33 y los Bonos de Infraestructura Educativa del Programa Escuelas al CIEN, aparte de ser deuda, no cuentan con mecanismos que garanticen su vigilancia adecuada en materia de transparencia y rendición de cuentas.
Por otra parte, se encuentra la figura de los “supervisores escolares” como intermediarios entre la escuela y el Estado, ¿una pieza más a la mejora del proceso educativo o al aumento de una burocracia vigilante que lo entorpecerá?, ya lo sabremos con el tiempo.
Alarmante lo ocurrido con la empresa Ediciones, Tratados y Equipos S.A. de C.V. mejor conocida como ETESA a través del Programa de Refinanciamiento de Créditos de Nómina para los Trabajadores de la Educación en donde personajes vinculados al sindicalismo magisterial y político se han servido con la cuchara grande de este dinero extraído de la nómina de muchos docentes a lo largo y ancho del país, incluso el programa o fondo  ya había sido bautizado como “Profeproa”.
Llama la atención que se haya hablado de equidad educativa desde “Congreso Iberoamericano Kaanbal, 2016 sobre evaluación educativa en Iberoamérica” cuando México ofrece los índices de desigualdad más altos en la región; de acuerdo a lo expuesto por algunos expertos resulta necesario“desarrollar consensos sobre el país que queremos para, a partir de ahí, diseñar la educación que necesitamos”;  es una frase que parece anteponer la perspectiva política de la actual reforma sobre cualquier intento pedagógico, ¿sin un diagnóstico previo de tipo multidimensional?, se vislumbra complicado cuando aún no se tiene claro el concepto de “calidad educativa”; ¿calidad administrativa?, ¿calidad pedagógica?; ¿calidad?. 
En el último artículo de Jennifer L. O’Donoghue, directora de investigación de la organización Mexicanos Primero titulado “Modelo educativo: ¿Una promesa de aprendizaje para todas y todos?” se menciona la necesidad de un proyecto curricular dinámico, propositivo, aspiracional y de participación social; sin embargo, esto deja muchas dudas cuando esta primera fase política, legal, administrativa y laboral de la reforma ha descartado lo anteriormente mencionado en los últimos tres años desde su aprobación; y a esto habría que aumentarle la falta de un mapeo exhaustivo de las condiciones en cada espacio, entre la comunidad estudiantil y docente, en sus diferentes niveles y sin contemplar la responsabilidad de otros actores como directores, supervisores, asesores técnico-pedagógicos y autoridades políticas, no sólo maestros y padres de familia. Como bien lo establece Miguel Ángel Pérez en “el abc para reformar la reforma educativa”, se trata de colocar en el centro de las propuestas las verdaderas necesidades sociales, educativas y culturales con todos sus matices.
Importante labor de la Asociación civil “Suma por la educación” para convocar observadores ciudadanos en el último proceso de evaluación docente, sin embargo su directora, Teresa Orduño mencionó la existencia de vacíos de información en el proceso para la asignación de plazas donde “la Ley no permite ver si está claro lo que sigue después de que presentan el examen”. Es importante mencionar la necesidad de monitorear con transparencia a lo largo del territorio nacional y no sólo en los lugares donde existe oposición al proceso.
Entre monitoreos escolares, alertas tempranas de abandono y deserción escolar, indicadores de certificación académica, que parecen más responsabilidad de especialistas en evaluación educativa que de operadores políticos y gobernadores estatales recae la siguiente pregunta ¿tendrán personal y herramientas para cumplir con esta responsabilidad adecuadamente?; recientemente el INEE publicó el “Informe 2016 La educación obligatoria en México” donde se exponen más indicadores del sistema nacional en materia de cobertura, asistencia escolar, eficiencia terminal y escolaridad poblacional pero volvemos a lo mismo, este informe cuantitativo y genérico ¿es insuficiente para delinear el modelo y la política educativa que el país requiere?, mucho menos si no se complementa con un enfoque cualitativo de mayor profundidad. Pensamos que aunque sean periódicos junto con el censo realizado en 2014, pasan por alto un gran número de detalles que debieron incluirse en un diagnóstico previo a la iniciativa reformadora de 2011. Como menciona Ángel Díaz Barriga en una entrevista para la  Agencia Informativa del Conacyt “México vive enloquecido por la evaluación, lo cual no debería de ser el objetivo… si el sistema de evaluación de docentes no genera confianza en estos, es un sistema que fracasó. La educación en este país va hacia un modelo de números, hacia un modelo donde todos se preocupan por números y por el factor de impacto”.
Finalmente, es importante reflexionar hasta donde puede perderse la finalidad de una reforma educativa dentro de los medios que la evaluación representa para su calidad, como menciona Gil Antón “Vaya paradoja: siendo tan importante valorar el trabajo, disminuido a requisito laboral, ni apoya al aprendizaje ni fortalecerá al magisterio”. Será como estudiar para un examen de forma tradicional; memorizo, paso y luego, a respirar.
Como menciona nuestro principal mandatario previo al anuncio de nuevos planes y programas de estudio “todo el país estamos en examen” pero habría que recordar que para muchos pedagogos este mecanismo tradicional de evaluación curricular es obsoleto en muchas áreas del actual proceso de aprendizaje.

Felicitamos a todas las personas dedicadas a la labor docente este pasado 15 de Mayo. Hasta la próxima.

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